La presencia de proteínas en la orina puede ser la primera señal de enfermedad renal crónica en gatos. Un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado pueden prevenir daños irreversibles en los riñones
Autora: Médico Veterinaria, Sara Sierra
La proteinuria se define como la presencia de proteínas en la orina, lo que puede ser un indicio de problemas renales. Su detección es de gran importancia, ya que puede actuar como un marcador no solo de enfermedades renales, sino también de patologías sistémicas.
La doctora Sara Sierra, médica veterinaria, explica que “el escape de proteína en la orina (proteinuria) puede ser un marcaje de enfermedad renal crónica, en un momento de pronto antes de que se suban los niveles de creatinina, la urea y que es un valor que se debe aprender a buscar en los pacientes felinos”.
La proteinuria puede ser el primer signo de enfermedad renal, pero también permite identificar daños previos en etapas tempranas. Por este motivo, es fundamental determinar la causa subyacente de la proteinuria para tratarla adecuadamente y evitar complicaciones a largo plazo en la función renal.
Diagnóstico de la proteinuria
Para confirmar la presencia de proteinuria, se deben realizar análisis específicos. Entre ellos, el uroanálisis con la medición de UPC (relación proteína-creatinina en orina), que se obtiene mediante cistocentesis.
Es recomendable realizar una prueba inicial y reconfirmar en un periodo de dos a tres semanas mediante dos o tres pruebas consecutivas, con el objetivo de garantizar la confiabilidad del diagnóstico.
Si se confirma la proteinuria, se considera un indicativo de enfermedad glomerular o tubular, por lo que será necesario evaluar la gravedad del daño renal y proceder con estudios complementarios.
Electroforesis: la prueba Gold estándar
Para determinar qué tipo de proteína está presente en la orina, se emplea la electroforesis, considerada la prueba Gold estándar. Según la doctora Sierra, esta técnica debe realizarse en laboratorios de tipo molecular, ya que permite analizar el tamaño de la proteína excretada en la orina y, con ello, ubicar con precisión el área afectada del riñón.
Patologías asociadas a la proteinuria
Cuando se diagnostica proteinuria en un paciente felino, es necesario descartar la presencia de enfermedades virales como VILEF (virus de la leucemia felina) y VIF (virus de inmunodeficiencia felina, también conocido como Sida felino).
Estas patologías pueden generar alteraciones en los glomérulos debido a la infección, lo que conduce a la aparición de proteinuria.
Además, se debe evaluar la posibilidad de enfermedades oncológicas, aunque en algunos casos la proteinuria puede presentarse sin una causa primaria definida. En palabras de la doctora Sierra:
“Hay que tomar en cuenta que el paciente no tenga ningún tipo de manifestación oncológica, pero puede ser completamente primaria, es decir, no tener ningún origen”.
Tratamiento de la proteinuria
Para establecer el tratamiento adecuado, es fundamental identificar el valor de la proteinuria y su severidad.
Si la proteinuria es leve, puede manejarse con inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA), como enalapril o benazepril.
En casos más severos, es necesario evaluar la presión arterial del paciente. Si hay hipertensión, se puede utilizar telmisartán, un medicamento que controla tanto la proteinuria como la presión arterial.
Cuando la proteinuria está asociada a un proceso inmunológico, el tratamiento puede incluir inmunosupresores, como prednisolona o micofenolato.
La doctora Sierra enfatiza la importancia de un enfoque individualizado
“Lo primero antes del tratamiento es que hay que individualizar cada paciente, entrar a ver qué comorbilidades tiene, qué tan severa es la proteinuria, si tiene hipertensión, para definir el proceso de la terapia de ese paciente y evaluar apenas iniciemos la terapia 2/3 semanas después de iniciar y al mes, y luego cada 3 meses la evaluación de estos pacientes”.
Importancia clínica
La proteinuria es un hallazgo clínico relevante que puede alertar sobre enfermedades renales en sus primeras etapas. Un diagnóstico temprano, apoyado en pruebas como el uroanálisis con UPC y la electroforesis, es clave para una intervención oportuna.
El tratamiento dependerá de la severidad de la proteinuria, la presencia de comorbilidades y la respuesta del paciente a la terapia. Un monitoreo constante es esencial para garantizar el bienestar del felino y prevenir el deterioro progresivo de su función renal.
