La enfermedad renal crónica (ERC) es uno de los problemas de salud más comunes en los gatos, especialmente en los mayores de 7 años. Lo preocupante es que avanza lentamente y sin síntomas evidentes al principio, lo que hace que muchos dueños no la detecten hasta que está en una fase avanzada.
Los riñones de los gatos tienen menos unidades funcionales en comparación con otros animales, lo que los hace más propensos a sufrir daño renal a lo largo de su vida. Además, al ser carnívoros obligados y beber poca agua, sus riñones trabajan constantemente, aumentando el riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Señales de alerta
Para detectar la ERC a tiempo, es importante estar atentos a estos síntomas:
- Aumento en el consumo de agua y orina con más frecuencia.
- Pérdida de peso sin causa aparente.
- Disminución del apetito y decaimiento.
- Vómitos o mal aliento.
Si notás alguno de estos signos en tu gato, no lo dejes pasar. Una consulta veterinaria oportuna puede hacer la diferencia.
¿Cómo se puede prevenir o retrasar su avance?
Aunque no se puede evitar por completo, hay formas de cuidar los riñones de tu gato y mejorar su calidad de vida:
- Chequeos regulares: Llevarlo al veterinario al menos una vez al año y cada 6 meses si es un gato mayor. Exámenes como análisis de sangre y ecografías pueden detectar problemas renales antes de que se agraven.
- Hidratación constante: Los gatos suelen beber poca agua, por lo que podés incentivarlos con fuentes de agua o incluir alimento húmedo en su dieta.
- Dieta especializada: Existen alimentos formulados para gatos con problemas renales, con niveles controlados de proteínas y fósforo que ayudan a reducir el desgaste de los riñones.
Un diagnóstico temprano puede marcar la diferencia
Detectar la enfermedad renal en sus primeras etapas permite iniciar tratamientos y ajustes en la dieta que pueden mejorar la esperanza y calidad de vida de tu gato. Si notás algún síntoma o simplemente querés prevenir, ¡consultá con tu veterinario de confianza!