
Aplicar la evaluación A, B, C, D y clasificar por gravedad permite priorizar pacientes, prevenir errores y garantizar una atención eficiente y segura
La importancia del triage en medicina veterinaria
Cuando una mascota enferma o sufre una lesión, la primera duda de muchos tutores es: “¿realmente es una emergencia?” Reconocer los signos que indican una situación crítica es esencial para actuar a tiempo y aumentar las probabilidades de salvar la vida del animal.
En este contexto, el triaje o triage veterinario se convierte en una herramienta indispensable. La veterinaria Gelmy Álvarez explica: “Es una clasificación que va desde lo más grave, lo más crítico, menos crítico y así sucesivamente, y así decidimos a quién atender primero”.
Este sistema permite al equipo médico priorizar pacientes según la gravedad de su estado y organizar la atención de manera eficiente, reduciendo riesgos y errores.
Evaluación inicial: el ABCD
El triage se basa en una evaluación rápida y sistemática del paciente, conocida como A, B, C, D:
- A – Vías aéreas: verificar que no existan obstrucciones y que la mascota pueda respirar de forma adecuada.
- B – Respiración: evaluar la función respiratoria. En casos de dificultad, se administra oxígeno por mascarilla o, si es necesario, se procede a la intubación.
- C – Circulación: identificar signos de shock y determinar la necesidad de fluidoterapia o transfusión sanguínea.
- D – Estado neurológico: valorar si el paciente está alerta, deprimido o con alteraciones de conducta, lo que orienta la urgencia y los pasos a seguir.
“Una vez realizado el A, B, C, D, el profesional decide cómo continuar con el paciente. Todo esto es para salvar su vida”, puntualiza Álvarez.

Clasificación por códigos de color
Para agilizar la priorización, la gravedad de la emergencia puede representarse con un sistema de colores, que ordena la atención:
- Rojo: atención inmediata.
- Amarillo: paciente que puede esperar un corto tiempo, pero sin retrasos excesivos.
- Verde: estable, atención programada.
- Azul: pacientes crónicos o compensados que requieren soporte paliativo.
- Negro: casos inviables (rara vez usado en veterinaria, más frecuente en medicina humana).
Errores comunes en emergencias
De acuerdo con la especialista, los errores más frecuentes durante la atención de urgencias son:
- No aplicar triage: omitir la evaluación inicial retrasa la atención de pacientes críticos.
- Administrar fármacos sin criterio médico: por ejemplo, el uso indiscriminado de corticoides puede complicar el cuadro.
- Falta de monitorización: no realizar un seguimiento constante expone al paciente a complicaciones no detectadas a tiempo.
El triaje veterinario es una herramienta clave para organizar la atención, priorizar a los pacientes más graves y evitar errores que puedan comprometer su vida. La combinación de observación rápida, evaluación sistemática y monitorización continua constituye la base de una atención de emergencia efectiva y segura.

