
Los desastres naturales —como inundaciones, incendios forestales y tormentas severas— no solo representan un riesgo para las personas: también ponen en peligro la vida, salud y estabilidad emocional de las mascotas. Especialistas alertan que, en situaciones de emergencia, los animales domésticos suelen ser los más vulnerables debido a su dependencia total de los tutores, la falta de protocolos adecuados y la escasa preparación de las familias para actuar con ellos en momentos críticos.
Impacto físico y emocional de los desastres en perros y gatos
Durante una emergencia, las mascotas pueden enfrentarse a múltiples amenazas:
- Falta de agua y alimento
- Heridas por golpes, quemaduras o escombros
- Inhalación de humo
- Pérdida de su hogar o separación de su familia
A esto se suma el impacto emocional. El miedo, el estrés y la desorientación pueden derivar en cambios de conducta como ansiedad, agresividad, inquietud o pérdida de apetito. Para muchos animales, un desastre natural representa un trauma similar al que vive cualquier persona.
La académica María Amparo Oliver, especialista en Intervención de Emergencias Psicosociales de la Universidad Iberoamericana CDMX, explica que “ellos reflejan nuestras emociones y necesitan contención tanto como nosotros”. En una ciudad donde alrededor del 40% de la población convive con mascotas, esta necesidad cobra aún mayor relevancia.
Un llamado a incluir a las mascotas en los planes de emergencia
Para visibilizar este problema, la Universidad Iberoamericana, la Secretaría de Gestión Integral de Riesgos y Protección Civil y Humane World for Animals realizaron el primer foro “Los Animales en los Desastres: Estar Mejor Preparados”. El encuentro destacó una realidad: la atención en emergencias históricamente se ha centrado en las personas, dejando de lado el manejo adecuado de mascotas.
Aquí surge la fundación Human Protection for Animals, una organización enfocada en la protección humanitaria de los animales. Su visión parte de reconocer la fuerte conexión emocional entre humanos y mascotas, donde el bienestar de uno impacta directamente en el otro.
Oliver relata un caso que refleja esta relación: una madre ucraniana, cuyo hijo con autismo dependía emocionalmente de su perro de compañía, eligió resguardar a ambos durante un desplazamiento por conflicto. “Ni el perro podría vivir sin el hijo, ni el hijo sin su perro”, recordó el rescatista. Para la especialista, este vínculo demuestra por qué los animales deben ser considerados en los protocolos oficiales.
Acciones necesarias para una respuesta inclusiva en desastres
Las conclusiones del foro apuntan a una necesidad urgente: los gobiernos deben planificar de forma anticipada la atención de mascotas durante emergencias. Esto incluye:
- Espacios de refugio que permitan recibir animales.
- Protocolos claros de evacuación con mascotas.
- Programas de rescate especializados.
- Capacitación comunitaria para actuar en caso de desastre.
Oliver subraya que para muchas personas, las mascotas representan una fuente de alivio emocional, estabilidad y recuperación. Por eso, su presencia debe estar contemplada en toda estrategia de protección civil.

