Identificar los síntomas en las primeras 72 horas y actuar rápidamente es esencial para evitar complicaciones graves.
La médica veterinaria especialista en ortopedia y traumatología, Martha Teresa Solíz, advierte que las hernias discales en perros son más comunes de lo que muchos propietarios imaginan. Estas lesiones pueden derivar en serios problemas de salud, como paraplejia, si no se diagnostican y tratan a tiempo. Detectar una hernia discal antes de las 72 horas de iniciado el cuadro clínico es crucial para reducir el tiempo de recuperación y prevenir secuelas permanentes.
¿Qué es una hernia discal en perros?
La enfermedad del disco intervertebral (EIVD) es una condición degenerativa caracterizada por la ruptura de los discos protectores que separan cada vértebra. Estos discos, al herniarse, ejercen presión sobre la médula espinal, causando dolor y, en casos graves, déficits neurológicos.

Causas principales de las hernias discales
Las hernias discales pueden ser provocadas por diversos factores:
1.- Degeneración del disco:
- Desgaste natural por envejecimiento.
- Predisposición genética en razas condrodistróficas como Dachshunds, Beagles, Bulldogs franceses y Shih Tzus.
2.- Trauma:
- Accidentes como caídas o impactos directos.
- Movimientos bruscos, saltos o giros violentos.
3.- Obesidad:
- El exceso de peso ejerce presión adicional sobre la columna.
4.- Actividades inadecuadas:
- Ejercicios extenuantes o no adaptados al tamaño y edad de la mascota.
5.- Condiciones subyacentes:
- Enfermedades degenerativas como la EIVD.
Síntomas de alerta
Los dueños deben buscar atención veterinaria inmediata si observan los siguientes signos:
- Espalda arqueada.
- Cuello o extremidades rígidas.
- Temblores, espasmos musculares o escalofríos.
- Vocalizaciones de dolor al ser tocados.
- Arrastre de patas o pérdida de sensibilidad en los dedos.
- Parálisis total o parcial.
Gravedad: Escala de 1 a 5
La hernia discal se clasifica según su severidad:
Grado 1: Dolor sin otros síntomas.
Grado 2: Debilidad en una o más extremidades.
Grado 3: Incapacidad para caminar, pero con movilidad en extremidades.
Grado 4: Parálisis con sensibilidad en los dedos.
Grado 5: Parálisis sin sensibilidad en los dedos.
Diagnóstico
Para confirmar la hernia discal y determinar su gravedad, se utilizan varias herramientas diagnósticas:
- Evaluación neurológica: Análisis clínico para identificar déficits nerviosos.
- Radiografías simples: Proyecciones ventrodorsales y laterales para detectar anomalías.
- Mielografía o tomografía contrastada: Estudios avanzados para observar la médula espinal y los discos afectados.
Tipos de hernias discales
La doctora Solíz clasifica las hernias en cuatro etapas:
- Degeneración: Ligera claudicación o movimientos descoordinados.
- Prolapso: Desplazamiento del disco por un traumatismo.
- Extrusión: Compresión severa del disco.
- Secuestro discal: Fragmentos desprendidos que comprimen la médula espinal.
Tratamientos disponibles
El tratamiento depende de la gravedad de la lesión y puede incluir:
1. Manejo conservador:
- Reposo absoluto: Limitar la actividad física.
- Medicación: Analgésicos, antiinflamatorios y relajantes musculares.
2. Terapias físicas:
- Fisioterapia: Ejercicios específicos para recuperar movilidad.
- Hidroterapia: Terapias en agua para fortalecer músculos.
3. Cirugía:
- Discectomía: Extracción del material del disco herniado.
- Laminectomía: Eliminación parcial del hueso para aliviar la presión medular.
4. Control del dolor:
- Bloqueos y analgésicos neuropáticos en casos severos.
Importancia del diagnóstico temprano
La detección oportuna puede marcar la diferencia entre una recuperación completa y secuelas permanentes. Ante cualquier signo, no dudes en consultar a tu veterinario de confianza.
“La salud y bienestar de nuestras mascotas depende de nuestra capacidad para identificar y actuar a tiempo”, concluye la doctora Martha Teresa Solíz.