El diagnóstico temprano y el abordaje integral son claves para prevenir complicaciones auditivas graves en las mascotas
La otitis externa es una de las enfermedades más comunes que afectan a perros y gatos, y representa un motivo frecuente de consulta en las clínicas veterinarias. Esta afección consiste en la inflamación del conducto auditivo externo y del pabellón auricular, lo que puede generar molestias significativas si no se aborda de forma adecuada y oportuna.
El médico veterinario Luis Carlos Lorenzana, experto mexicano en salud animal, subraya la necesidad de aplicar un enfoque integral en el manejo de esta patología. “Lo principal es ver de manera global al animal y no solo centrarse en un oído enfermo, sino hacer una revisión completa del paciente”, señala.
Diagnóstico clínico y pruebas complementarias
Para lograr un diagnóstico certero, el Dr. Lorenzana recomienda realizar un examen clínico exhaustivo, que incluya el uso del otoscopio para evaluar detalladamente el oído afectado. A su vez, destaca la importancia de complementar esta revisión con pruebas como la citología ótica, que permite identificar la causa subyacente del proceso inflamatorio o infeccioso.
Factores que pueden desencadenar una Otitis externa
Según el Dr. Lorenzana, existen diversos factores predisponentes que pueden desencadenar la otitis externa en perros y gatos:
- Deficiencia de vitaminas A, E y Zinc
- Déficit de ácidos grasos esenciales
- Alteraciones queratinoseborreicas
- Trastornos hormonales, como el hipotiroidismo o la sobreproducción de hormonas sexuales
- Infecciones por gérmenes oportunistas, entre ellos Pseudomonas aeruginosa
El veterinario advierte que, si no se trata correctamente, esta afección puede complicarse seriamente. “Las consecuencias pueden afectar los nervios craneales, el cráneo e incluso el cerebro del animal”, alerta. Además, existe el riesgo de diseminación sistémica de la infección, lo que compromete aún más la salud del paciente.
Síntomas
Detectar a tiempo los síntomas de otitis externa es fundamental. Los signos más frecuentes incluyen:
- Rascado constante en la oreja afectada
- Sacudidas frecuentes de la cabeza
- Dolor al tocar la zona
- Presencia de mal olor
- Secreción ótica
- Inclinación persistente de la cabeza
- Alopecia en la región auricular
- Aparición de costras y excoriaciones
Estos síntomas deben ser observados con atención por los tutores de las mascotas, quienes deben acudir de inmediato al veterinario ante cualquier signo sospechoso.
Tratamiento
El tratamiento varía en función de la causa específica, pero en líneas generales suele implicar una combinación de:
- Lavados óticos para remover secreciones y detritos
- Soluciones tópicas que contengan antiinflamatorios, antibióticos y antifúngicos
“Hay que estar muy pendientes de las mascotas y percatarse de que no presenten ninguno de los síntomas mencionados. En caso de tratamiento, es fundamental seguir al pie de la letra las indicaciones del veterinario y no realizar tratamientos sin control médico”, enfatiza el Dr. Lorenzana.