Conocer los signos del lupus cutáneo y su manejo adecuado es clave para mejorar la calidad de vida de los perros afectados y evitar complicaciones graves
El lupus eritematoso en perros es una enfermedad autoinmune poco común pero potencialmente grave, en la que el sistema inmunológico del animal ataca por error sus propios tejidos. Se distinguen dos formas principales: el lupus eritematoso cutáneo, que afecta principalmente la piel y es el más frecuente en dermatología veterinaria, y el lupus eritematoso sistémico (LES), una condición más compleja que puede comprometer múltiples órganos. El lupus cutáneo está fuertemente influenciado por factores ambientales, especialmente la exposición a rayos ultravioleta, lo que predispone al desarrollo de la enfermedad.
La doctora Mariela Flores explica cuáles son los signos clínicos a los que se debe prestar especial atención y que requieren consulta inmediata con el médico veterinario, refiriéndose en particular al lupus cutáneo.
Signos clínicos
El lupus eritematoso cutáneo puede presentarse de diversas formas, pero la más común afecta el plano nasal. Esta manifestación comienza con una despigmentación de la piel, seguida por erosión y ulceración de la zona. En casos avanzados, las lesiones pueden extenderse a otras áreas como los labios, alrededor de los ojos, el pabellón auricular, e incluso mucosas como la bulbar o peneana.
“Es importante destacar que estas lesiones no provocan rascado, aunque sí causan dolor y sensibilidad en el paciente. Además, suelen ser simétricas, es decir, se presentan de manera parecida en ambos lados del rostro”, señala la doctora Flores.
Menos frecuente es la aparición de manchas en forma de anillo o nódulos subcutáneos que pueden ulcerarse y que a menudo se confunden con tumores si no se realiza una biopsia.
Diagnóstico del lupus cutáneo
El diagnóstico del lupus cutáneo se basa principalmente en la historia clínica del paciente. Se observa en perros adultos, con lesiones simétricas y localizadas en las zonas mencionadas. Es característico que estas lesiones no respondan a tratamientos convencionales y que sean crónicas, con heridas o úlceras que no cicatrizan. La biopsia cutánea es una herramienta fundamental para confirmar la enfermedad, ya que permite identificar cambios característicos en el tejido.
Tratamiento
El manejo del lupus cutáneo debe adaptarse a la gravedad clínica del paciente. Las principales medidas incluyen:
Terapia tópica: Uso de corticoides y/o inhibidores de calcineurina aplicados directamente sobre las lesiones.
Fotoprotección: Fundamental para prevenir el agravamiento, mediante el uso de protectores solares específicos para animales y limitando la exposición a la luz solar, especialmente en horas de mayor radiación ultravioleta.
Inmunosupresión sistémica: En casos severos, se utilizan corticoides a dosis altas, acitoprina, ciclosporina, y actualmente se estudia el uso de clozatinim.
“La terapia sistémica requiere monitoreo veterinario constante para ajustar dosis y controlar la evolución, ya que es una enfermedad crónica que requiere tratamiento prolongado”, explica la doctora Flores.
Pronóstico
El pronóstico del lupus cutáneo es generalmente favorable, a diferencia del lupus eritematoso sistémico, que puede afectar órganos internos. El pronóstico empeora cuando hay ulceraciones profundas o cuando se retrasa el diagnóstico. Dado que es una enfermedad crónica y recurrente, el tratamiento puede requerir inmunosupresión intermitente o continua. Los perros que mantienen una buena fotoprotección y control ambiental suelen responder bien.
Recomendaciones para tutores de perros con lupus cutáneo
Evitar la exposición solar directa: La radiación ultravioleta es un factor clave que agrava la enfermedad. Se aconseja:
Sacar a pasear al perro en horarios de baja radiación (temprano en la mañana o al atardecer).
Utilizar ropa protectora, como camisetas claras de algodón.
Aplicar bloqueadores solares específicos para animales (libres de zinc y PABA), especialmente en zonas despigmentadas.
No automedicar ni suspender tratamientos sin indicación veterinaria: El lupus cutáneo requiere un manejo cuidadoso con inmunosupresores. Cambios bruscos pueden provocar recaídas o efectos adversos.
Consejos para veterinarios generales y dermatólogos
Sospechar lupus cutáneo en perros con lesiones faciales crónicas que no responden a tratamientos convencionales, especialmente si presentan despigmentación nasal, ulceraciones o dermatitis simétrica, sobre todo en razas predispuestas.
Confirmar el diagnóstico con biopsia siempre que sea posible. No se debe iniciar inmunosupresión sin diagnóstico histopatológico, especialmente en casos dudosos. La presencia de dermatitis de interfase es un hallazgo clave.