El mundo de las mascotas esconde historias maravillosas, donde el vínculo entre las personas y sus animales de compañía parece estar destinado por la vida misma. Martha Teresa Solíz, médico veterinario especializada en traumatología y propietaria de la clínica Zoo Life, es una de esas personas. Desde los siete años, su amor por los animales la llevó a convertirse en un ángel para aquellos sin voz, albergando a más de 30 perros y 40 gatos, muchos de ellos rescatados, adoptados o simplemente los que llegan en busca de ayuda y alimento.
A lo largo de su carrera, Martha ha acogido en su hogar a un sinnúmero de animales, incluyendo 34 perros, monos, hámsteres, parabas, entre otros pequeños seres rescatados. Actualmente, convive con 14 perros y 13 gatos, sin contar aquellos que están en su veterinaria esperando ser adoptados por familias de buen corazón que les brinden una nueva oportunidad de amor.
De todos los animales que ha cuidado, hay una perrita en particular con la que Martha ha forjado un vínculo especial: Peque, cuya historia merece ser contada.
¿Quién es Martha Teresa Solíz?
Soy médico veterinario, estoy casada y tengo tres hijos adultos, quienes comparten mi amor y pasión por los animales. Llevo 28 años ejerciendo la profesión, y soy la primera vicepresidenta del Colegio Médico de Veterinarios. Además, pertenezco a la Cámara de Mujeres Profesionales y soy miembro de la Cámara de Mujeres Empresarias.
¿Quién es Peque y qué significa en su vida?
Peque es una perrita de raza pinscher que llegó a la veterinaria con fracturas en la cadera, radio y cúbito, tras haber sido atropellada por su dueño. Él optó por la eutanasia, pero al ver a los niños llorando, decidí que no podía dejar que eso sucediera. La operé, reparando prácticamente la mitad de su cuerpo, y luego de un tiempo con fijadores y placas, logró recuperarse. Cuando llamé a su dueño para informarle, él no la quiso de vuelta, así que decidí quedármela. Peque se apegó tanto a mí que cuando sufrí un accidente y estuve en silla de ruedas, no se separó de mi lado, protegiéndome de los otros perros que tenemos. Hoy, duerme conmigo y es inmensamente feliz cuando estamos juntas. Es una perrita que solo le falta hablar.
¿Cómo fue educar a Peque y qué desafíos enfrentó?
El proceso de educación de Peque comenzó durante su internación, que duró aproximadamente un mes. Solo yo podía tocarla y cuidarla en ese tiempo. Siempre ha sido una perrita muy educada, y con todo el amor que le dimos, fue fácil que se adaptara y se apegara a mí.
¿En qué sientes que se parecen tú y Peque?
Ambas hemos experimentado el dolor físico de una fractura, lo que ha creado una conexión que es difícil de explicar. No puedo estar sin ella, y ella me demuestra su amor de tantas formas: me recibe, me besa, salta, y hasta me da pequeños obsequios. Es increíble.
¿Qué cosas hacen juntas?
En mis tiempos libres, nos vamos a la quinta; le encanta la piscina. También paseamos por el parque, donde no necesita pechera ni correa porque siempre está a mi lado. Si estoy trabajando, operando en el quirófano, ella se queda tranquilamente en su camita, observando todo lo que hago.
¿Qué hace única a Peque?
Su comportamiento y el amor que brinda. Es muy cariñosa y siempre está atenta a cuidarme.
¿Cuándo inició tu amor por los animales?
Mi amor por los animales comenzó en la infancia. Recuerdo que le pedí a mi hermano que me trajera una oveja de Vallegrande, pero en su lugar me trajo un chivo. Dormí con el chivo esa noche y, al despertar, descubrí que me había comido parte del cabello y se había hecho pis en mi cabeza (risas). Esa fue mi primera mascota, aunque siempre estuve rodeada de patos, perros y monos.
¿Cómo manejas la situación cuando tu mascota necesita atención médica? ¿Es difícil separar lo profesional de lo personal en esos momentos?
Es muy complicado. No me atrevo a sacarle sangre; prefiero pedir ayuda a mis colegas. Pero si tengo que operarla, lo hago. Confío en la anestesióloga para que se encargue de todo, así no tengo que verla (risas). Es muy difícil, uno se pone muy nerviosa porque para mí, ella es como una hija.
Desde tu experiencia como veterinaria y dueña de mascotas, ¿qué consejo les darías a otros dueños?
Les daría muchos consejos, pero lo primordial es que: les den un hogar acogedor, con una buena cama y casita. Es importante que sepan que los perros deben comer de tres a cuatro veces al día, igual que los humanos. Eso no significa darles grandes cantidades, todo debe ser medido para evitar la obesidad. También es crucial lavarles el plato todos los días, antes de cada comida, para prevenir infecciones. Si no comen el alimento, se debe recoger y guardar, no dejarlo en el plato. Además, es fundamental hacerles chequeos médicos periódicos y, por supuesto, darles mucho amor.
En una sola palabra, ¿cómo describirías a Peque?
Amor.
