Nicolás Suárez, mejor conocido como Nico, es un joven talento que ha conquistado tanto las cocinas como las pantallas de Bolivia. Con solo 23 años, se convirtió en el primer ganador de MasterChef Bolivia en 2022, un hito que lo catapultó al estrellato. Hoy, como presentador del programa La Batidora en Unitel y creador de contenido digital, Nico suma más de 270.000 seguidores en sus redes sociales, donde comparte su pasión por la cocina y su estilo de vida. Sin embargo, detrás de su éxito público, existe una historia conmovedora que comparte con Pituka, su inseparable perrita de cinco años.
Pitukita, como la llama cariñosamente, llegó a su vida en un momento crucial y juntos han enfrentado desafíos, como la migración de su familia. Ella no solo es su fiel compañera, sino también una fuente de amor incondicional y apoyo mutuo. En esta entrevista, Nico nos abre las puertas a su vida junto a Pituka, mostrando la conexión única que los une y cómo esta perrita alegre y noble lo ha transformado en el mejor “papá perruno” que podría ser.
¿Cuál es el primer recuerdo que tenés de un animal en tu vida?
El primer recuerdo es Dusan, mi primera mascota. Me lo dieron cuando tenía 3 años, y vivió hasta los 13 o 14. Fue mi compañero de infancia; crecí con él a mi lado. Dusan siempre estará en mis recuerdos como mi primera mascotita.
¿Cómo llegó Pituka a tu vida?
Pituka llegó a través de mi hermano menor, Gabriel. Para esa Navidad, mi papá decidió traerle un perrito porque ya no teníamos mascota en casa. Una amiga de él tenía una perra que había parido, y mi hermano la eligió entre varios cachorros. Desde el primer día, fue el regalo de la familia, pero su vínculo principal era con Gabriel. Aunque yo la mimaba, era él quien tenía su atención. Sin embargo, con el tiempo, y especialmente después de que Gabriel se fue, Pituka y yo creamos un lazo muy fuerte.
¿Cuál es su momento favorito juntos?
Definitivamente, el paseo matutino. A las siete en punto, antes de que yo salga a trabajar, nos vamos a una cancha cerca de casa. Ese ratito de 15 o 20 minutos comenzó como algo para ella, pero ahora siento que me sirve más a mí. Es nuestro momento.
Si Pituka pudiera hablar, ¿qué creés que diría?
Creo que diría “gracias”. Cuando mi familia migró, ella quedó muy deprimida. Nos apoyamos mutuamente en un momento difícil para ambos, y desde entonces nos cuidamos el uno al otro. Le diría lo mismo: “gracias por estar conmigo”.
¿Cómo combinas tu vida agitada con ser papá de Pituka?
Es cuestión de organizarse. Empiezo el día temprano con su paseo y, no importa a qué hora termine mi trabajo, siempre tiene su paseo nocturno. Incluso a mediodía, si puedo, nos tomamos un break juntos. Esos minutos son buenos para ambos.
¿Crees que tener un perro te cambia la vida?
Sí, totalmente. Más aún cuando sos el único responsable. He tenido mascotas antes, pero ahora soy yo quien está a cargo de su alimentación, vacunas, estado de ánimo… de todo. Te transforma.
¿Qué le dirías a alguien que está pensando en tener un perro por primera vez?
Le diría que prepare su vida para amor y responsabilidad. Tener un perro no es un estrés, al contrario, es un desestrés. Saber que te están esperando con cariño y que vos podés cuidarlos es una experiencia que no se compara con nada.
¿Cómo fue el cambio para vos después de la llegada de Pituka?
El cambio fue importante, especialmente al sentir la ausencia de mi hermano. Nuestra casa es grande, y hay muchos espacios vacíos. Curiosamente, Pituka duerme en el cuarto que era de Gabriel, como si todavía sintiera esa conexión con él. Nos ayudamos mutuamente a sobrellevar la soledad.
¿Cómo describirías a Pituka en tres palabras y por qué?
Noble, alegre y amorosa. Noble porque nunca pelea, ni siquiera si otros perros la provocan. Alegre porque siempre está con una energía positiva, rara vez la veo malhumorada. Y amorosa porque, aunque sea la primera vez que te vea, siempre te recibe con cariño y entusiasmo.





